miércoles, 26 de diciembre de 2007

Se incrementa la violencia contra el ejercicio del periodismo en América Latina

Durante los primeros nueve meses del presente año, diecisiete periodistas fueron asesinados en América Latina. Estos datos fueron denunciados a primeros de octubre por Manuel Méndez, presidente de la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe (FEPALC).

Durante los primeros nueve meses del presente año, diecisiete periodistas fueron asesinados en América Latina. Estos datos fueron denunciados a primeros de octubre por Manuel Méndez, presidente de la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe (FEPALC), organización adscrita a la Federación Internacional de Periodistas (FIP), la cual engloba a unos quinientos mil afiliados de más de 100 países esparcidos por los cinco continentes.

La región de mayor conflictividad dentro del continente ha sido Haití, con cuatro periodistas asesinados, seguido de México con tres, Brasil y Guatemala con dos y con uno, Nicaragua, Perú, Colombia, El Salvador, Paraguay y Venezuela. Aunque a estos datos, hay que sumar las desapariciones de tres periodistas mexicanos, lo cual en el peor de los casos, situaría a este país como el de mayor riesgo y siniestrabilidad, cosa que ya sucedió el año pasado.

La peligrosidad y la falta de seguridad en el ejercicio profesional del periodismo, al igual que en muchos de los casos la impunidad sobre los delitos, constituyen motivo de grave preocupación para las organizaciones sindicales del sector, que permanentemente vienen denunciando estos hechos.

Por su parte la UNESCO consignó en un informe reciente que en los últimos diez años fueron asesinados más de 1.200 periodistas en todo el mundo y otros miles han padecido agresiones e intimidaciones de todo tipo.

Estas alarmantes cifras fueron dadas a conocer por el subdirector general adjunto de Comunicación de la UNESCO, Mogens Schmidt, quien señaló además que los ataques a periodistas han ido en aumento.

El total de periodistas asesinados durante el 2006 fueron 155, siendo considerado este, el peor año registrado en ataques directos y brutalidad e impunidad continua en casos de periodistas muertos, la mayoría en Irak, mientras que otros son objeto de constantes amenazas, añadió el directivo de la UNESCO en conferencia de prensa realizada en el marco del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Al 30 de septiembre de año en curso, ya habían sido asesinados 130 periodistas, lo hace temer que este año se pueda rebasar con creces la trágico cuota de comunicadores asesinados en el ejercicio de su profesión con respecto al año pasado.

Según Mogens Schmidt, el acoso a los periodistas no es exclusivo de los países en situación de conflicto, puesto que en algunos de los países que aparecen como signados por la paz y la democracia, los profesionales de la prensa son asesinados por revelar casos de corrupción o criminalidad que involucran a las autoridades. En palabras de Aidam White, secretario general del FIP: “los medios de comunicación se han vuelto más poderosos y el ejercicio del periodismo más peligroso”.

América Latina, un continente de riesgo para la comunicación.

Si bien es cierto que el ascenso de las izquierdas en América Latina ha significado mayor seguridad y libertad para el ejercicio del periodismo sigue habiendo países de alto riesgo para el desarrollo del periodismo y la libertad de expresión.
Durante los 31 años de existencia de la FEPALC, desde su fundación en 1976, han sido asesinados cerca de mil periodistas en América Latina y el Caribe.

Desde la invasión de 2003 en Irak, este país se ha convertido año tras año en el máximo foco de asesinatos de periodistas a nivel mundial. Sin embargo en América Latina se continúa asesinando periodistas sin que haya ninguna guerra interna ni invasión militar extranjera frontal, excepto el conflicto armado de baja intensidad que sacude a Colombia desde hace medio siglo y que no impidió las elecciones que reeligieron a Álvaro Uribe Vélez con una tasa de abstención del 60%, superior a la registrada en cualquier otro país de la región.

Con independencia del número de muertos, México y Colombia merecen un tratamiento especial en los informes sobre la falta de libertad de expresión de determinados países del continente. En ambos países es donde hoy por hoy se hace más difícil el desempeño del ejercicio del periodismo. Ambos países han sido denunciados en innumerables ocasiones ante diversos organismos internacionales, debido a las presiones y amenazas que de forma permanente viven los periodistas y los medios de comunicación en general.

México: mayor zona de riesgo para el ejercicio de la profesión en América Latina.

El pasado 5 de septiembre, Óscar Rivera de 39 años recibió siete impactos de bala disparados por fusiles automáticos en la ciudad de Culiacán, región central del Estado de Sinaloa.

Este periodista, fundador de la revista “Cambio 21” fue asesinado cuando salía de su trabajo a dos cuadras de la sede de la policía ministerial. Al día siguiente, la Asociación de Periodistas “7 de Junio” movilizaba a de cerca de cincuenta trabajadores de prensa para exigir a las autoridades que esclarezcan el homicidio de Rivera, castiguen a los responsables y garanticen condiciones de seguridad para que los reporteros realicen sus labores.

La columna se desplazó primero hacia el edificio de la Procuraduría de Justicia del Estado, en Culiacán. Como no fueron recibidos por el funcionario a cargo del organismo, tomaron el edificio y bloquearon calles aledañas mostrando pancartas con leyendas como “¡Ni un periodista más!” y “¡Exigimos justicia”.

La esposa del periodista asesinado responsabilizó por el hecho al comandante de la Novena Zona Militar, Rolando Eugenio Hidalgo Hedyy, señalando que como parte de su trabajo la víctima debía cumplir la función de vocero, sin ninguna protección, informando en varias oportunidades los resultados de las redadas que se le tendían a los narcotraficantes.

El año 2006 ya fue un año de brutalidad sin precedentes para los profesionales del sector en México, que se convirtió en la país más peligroso del continente para los periodistas. En el informe anual del año pasado, titulado Periodistas bajo el filo de la espada, que se presento en la ciudad de Bruselas, la FIP calificó a México como “el país latinoamericano más peligroso para los comunicadores que profesionalmente abordan los temas de crimen y corrupción”, y precisó que en el plano internacional para los trabajadores de los medios de información 2006 fue “un año de brutalidad sin precedentes”.

En su reporte, el FIP precisó que en México ocurrieron el año pasado 10 asesinatos de periodistas de investigación, lo que colocaba al país por encima de Colombia (cinco), que quedaba en el segundo lugar de este macabro ranking. El número de periodistas asesinados durante el ejercicio del 2006 en América Latina, fueron 37.

La situación en México refleja continuidad con la cifra de otros años. Reporteros sin Fronteras ya había precisado en los últimos días de la administración pasada, que “el mandato del presidente Vicente Fox terminó con el sombrío balance de 20 periodistas asesinados, sin que en ningún momento se haya molestado a ninguno de los autores intelectuales de estos crímenes”.

Durante el sexenio panista de Fox, México se convirtió en 2005 “en el país más letal para la prensa de todo el continente americano” y el 2006 quedó clasificado en el segundo puesto mundial, sólo detrás de Irak, y de entonces a la fecha se le considera como el país “más peligroso del mundo” en este sentido.

“La creciente desigualdad y no equitativa distribución de la riqueza, a favor de los que más tienen y en perjuicio de las poblaciones más necesitadas, son el caldo de cultivo para la impunidad y las campañas interesadas en desacreditar al periodismo de investigación y de denuncia”, analiza la FIP sobre la situación del gigante del norte latinoamericano.

Según la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (FAPERMEX): “el mayor peligro de muerte del periodismo regional radica hoy en la alianza entre bandas armadas del narcotráfico asociadas a la corrupción del poder político local, sea estatal, regional, provincial y/o municipal”.

Colombia: segundo en el ranking de asesinados a periodistas.

A primeros de septiembre, el periodista colombiano Javier Darío Arroyabe Monsalve fue asesinado en Cartago, 200 kilómetros al oeste de Bogotá. Colaborador del diario “El Tiempo”, principal periódico del país, y director de noticias de la emisora radial “Ondas del Valle”, la víctima de 41 años fue apuñalado en varias ocasiones en el interior de su residencia.

Sus compañeros de trabajo señalaron que Arroyabe Monsalve abordaba temas polémicos en su espacio radial, como la corrupción, el despilfarro de los recursos de Estado y la política regional. Recordaron también que el periodista asesinado formaba parte del equipo periodístico que denunció la corrupción del ex alcalde de la ciudad, Luís Alberto Casto, quien a la postre fue sancionado con la suspensión del cargo.
Por otro lado, recientemente organizaciones nacionales e internacionales de prensa expresaron su enérgica repulsa en contra de las declaraciones del presidente Álvaro Uribe por sus acusaciones a dos periodistas de relevante trayectoria. El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), dijo que sus comentarios estridentes y personales dieron como resultado múltiples amenazas de muerte en contra de ambos, provocando además el exilio de uno de ellos.

El CPJ denunció la intolerancia de Uribe hacia la crítica en los medios de comunicación, lo cual socava su “teórico” compromiso con la libertad de expresión. Los afectados fueron los periodistas Daniel Coronell, director de noticias del Canal 1 y columnista de la prestigiosa revista “Semana”, al que el presidente en un diálogo radial calificó de cobarde, mentiroso, canalla y difamador profesional; y Gonzalo Guillén, corresponsal de diario “El Nuevo Herald” de Miami, que se vio obligado a abandonar Colombia luego de recibir más de veinte amenazas de muerte, tras que Uribe lo definiese como difamador de baja calidad.

La Federación Colombiana de Periodistas (FELCOLPER), también formuló un llamado al presidente Uribe para que atempere su lenguaje cuando se trata de la prensa. La FELCOPER denunció la costumbre de Uribe de desacreditar a los periodistas y de sindicarlos como autores de hechos falsos o inexactos. Guillén no ha sido el único periodista obligado a marcharse de Colombia, la lista es extensa y entre ellas está el hasta hace unos meses corresponsal de Telesur en Bogotá.

Destacan en este país, los sucesos ocurridos en el municipio de Chinú, departamento de Córdoba, zona norte del país y uno de los departamentos de mayor actividad paramilitar. Allí una turba de simpatizantes de Colombia Democrática, la organización política que mayor número de dirigentes detenidos tiene por “parapolítica”, golpeó a los periodistas Milton Otero y Julio Daniel Otero, reportero gráfico y director del quincenario “El Observador”.

La agresión fue liderada por el ex alcalde José Berín Figueroa y el profesor Rafael Figueroa Flórez, cuando los periodistas hacían tomas fotográficas del Palacio Municipal, mientras esperaban al nuevo alcalde para una entrevista.
Milton Otero denunció que el intento de linchamiento podría estar relacionado con las denuncias de fueron publicadas en “El Observador” respecto a diversos actos de corrupción que alcanzan al ex alcalde y a diversos funcionarios, así como a los posibles vínculos de políticos de dicha coalición con los grupos paramilitares de la región.

La situación de grave inseguridad que viven los y las periodistas colombianas desde hace muchos años ha llevado a multitud de denuncias tanto nacionales como internacionales, que tuvieron su cenit en las acciones que se realizaron en la ciudad de Arauca, donde se produjo el lanzamiento del “Código de Protección para el Cubrimiento de los Actos Electorales” y se distribuyó la segunda edición en español del “Manuel de Protección para Periodistas: Noticias en vivo” de la FIP.
El programa de capacitación se realiza merced al trabajo conjunto del Centro de Solidaridad de la FIP en Colombia, la Corporación de Medios para la Paz y la Agencia Sueca de Cooperación la acción se extendió este año a las ciudades de Bucaramanga, Cali e Ibagué.

En los últimos 16 años, solo en Colombia, 39 periodistas han sido asesinados en cumplimiento de su trabajo profesional.

jueves, 20 de diciembre de 2007

¿Qué le duele a la derecha boliviana?

Mientras hacen huelga de hambre los que nunca la tuvieron, mientras sectores afines al neocolonialismo, transportistas expertos en traicionar al pueblo de donde salieron, universitarios sin destino por sus fracasos, líderes cívicos en competencia de emotividad verborréica, y una gran cantidad de lumpen pagados para pegar, humillar y patear a los que creen en una patria liberada y dignificada, escribo estas líneas reflexionando qué le duele a la derecha, los “empresarios” y al gobierno norteamericano

Sin duda, la propuesta de Referendum Revocatorio ha hecho despertar los ánimos de los Prefectos que componen la “media luna”, ya que le permitirá al pueblo boliviano, decidir si el Presidente Morales se queda o se va, junto a él los prefectos, particularmente aquellos que se atribuyen la propiedad hacendataria de los departamentos donde fueron elegidos, qué hay más democrático que eso.

Todo lo que se dice en los grandes medios reflejan una sola verdad: son la opinión privada enviada -burdamente- como opinión pública, eso hacen el cementero Doria Medina, lo mismo el pusilánime Tuto Quiroga, los cinco del patíbulo (Rubén Costas, Reyes Villa, Leopoldo Fernández, Mario Cossio y Ernesto Suárez).

Se dice que la NCPE es una constitución racista, nada mas falso; que es ilegal, mentira; que nace manchada de sangre, la de ellos por supuesto que no; que pretende sembrar un régimen dictatorial, pura imaginación; que esta conduciendo él país al socialismo, una estupidez mediática; que cinco departamentos no aprobaron la constitución, mentira estuvieron representantes de los nueve departamentos incluidos los de Sucre; que no respeta la democracia, los dictadorzuelos de Tarija, Santa Cruz, Pando y Beni y Cochabamba ni siquiera conocen el origen generoso de esa palabra.

Pero más allá de los hechos, estos caballeritos blancos/blanqueados y pícaros además, tienen muy buenas razones para batallar contra la Nueva Constitución Política del Estado. Y es que, sus viejos privilegios se les van, se escapan como agua entre las manos, claro que sí, este es el problema, se quedan sin privilegios, que se revisaran los contratos y concesiones y en su caso se resolverán (anularán) ¡claro!, toda propiedad, concesión o fortuna mal habidas tiene que ponerse en cuestionamiento y en su caso volver a administración del Estado y en carácter de ¡propiedad social!, eso es lo que duele a la oligarquía, y le preocupa al amo del norte.

Les preocupa que la nueva constitución permita colocar las cosas en su lugar, nunca más acaparamiento de tierras, nunca más concesiones de recursos naturales renovables y no renovables basados en el padrinazgo político o familiar,

La nacionalización es un proceso que no se detiene.

Si vemos las cosas desde ese ángulo, es posible señalar que a la derecha, los malos empresarios, las transnacionales y el imperialismo norteamericano por detrás no están preocupados por el catalogo de derechos, sino por que el Estado se convierte en el primer emprendedor de que esos derechos se cumplan; no están preocupados por una nueva institucionalidad, sino porque eso es lo que exige la realidad; no están preocupados por la forma de sus autonomías, porque hasta eso es negociable; no están preocupados por la economía social y comunitaria, al fin y al cabo es una economía que ya sucede; no están preocupados por la justicia indígena, por que eso se da; no están preocupados por la nueva territorialidad, porque eso tarda, no es de la noche a la mañana.

Lo que les preocupa, lo que les impide dormir, lo que los tiene como almas en pena, es que el país recupera su dignidad con la nacionalización de los recursos naturales, con la recuperación de concesiones fraudulentas, la revisión de propiedades agrarias que riñen con la dignidad del ser humano, que recuperan los recursos estratégicos, por ser estratégicos para el país y para el futuro de Bolivia, finalmente les duele que Bolivia se convierta en un ejemplo de dignidad para América Latina.

lunes, 17 de diciembre de 2007

A Cuba no se le puede insultar


Existe la manipuladora y escandalosa manía, sobre todo entre las personas que se tildan a sí mismas de demócratas convencidas ( dime de qué presumes y te diré de qué careces ), de comparar las dictaduras militares más sangrientas y crueles de la historia reciente (Franco, Pinochet, Videla, Stroessner, etc,) con las que existían en los llamados sistemas de democracia popular (bloque soviético y ad láteres, excepto la masacrada ex Yugoslavia que jamás formó parte del Pacto de Varsovia), e incluso con el que rige en la actual Cuba, desde que los heroicos rebeldes de Sierra Maestra, como poco años antes los del asalto al Cuartel Moncada, derrocaban al dictador Fulgencio Batista, cuyas policías asesinaron impunemente a miles de ciudadanos con el beneplácito y bendición de los gobiernos de EEUU de Norteamérica. No satisfechas con ello, esas mismas personas llegan a denostar, desde el delirio al que no saben cómo arribaron, de presidentes de gobiernos que, utilizando las urnas que tanto defienden demócratas como Aznar o Rajoy, ganaron de calle las elecciones , a pesar de tener en contra a todos los medios de comunicación públicos y privados, que es lo que ha acontecido en el siglo XXI en Venezuela, Ecuador y Bolivia.


La desbordante hipocresía de la que hacen gala esas gentes tan apasionadas por la envilecida democracia , espoleados por el silencio cómplice de sus dirigentes y periódicos (sostenidos a su vez por las grandes multinacionales que todos conocemos), llega a límites en los que la cordura se da de bruces con el cinismo que supone atacar a una pequeña isla, por una supuesta carencia de respaldo popular a su Revolución, y no condenar mil veces, en nombre de los derechos humanos más elementales, las brutales palizas, bombardeos, torturas y desmanes que la OTAN, con o sin Javier Solana a la cabeza, asestó a miles de seres inocentes (y aún lo hace) en cárceles secretas y no tan escondidas, por encima de todas convenciones internacionales, tratados y leyes escritas y vigentes en el llamado mundo civilizado. Para todas ellas sólo vale un resultado: tiene que ganar el de siempre, o si fuere otro, aquél debe, por encima de la voluntad popular, dar su vida no por la patria, sino por el capitalismo salvaje que es, como todos deberíamos saber, el garante del bienestar universal. Así como hicieron Felipe González y Tony Blair, como hace Bachelet, como hará Cristina Kirschner. Y cada día, en nombre de esa democracia tan civilizada, mueren de hambre, diariamente, 24.000 seres humanos.


Pero el insulto más flagrante, aunque subliminal y artero, es el que se desprende al comprobar, que esos dirigentes y medios tan poderosos no pueden, ni podrán jamás, hablar de violencia en las calles o publicar una foto con una porra o palo policial, sobre las carnes de un ciudadano cubano, por la sencilla razón de que la fuerza bruta no es patrimonio de esta pacífica sociedad que vive asediada desde hace 45 años, sino de aquellos que forman parte de la mafia terrorista de Miami y sus padrinos y madrinas en medio mundo. Desde el genocida Aznar a su acólita Esperanza Aguirre, de Tony Blair a Berlusconi, de Juan Luis Cebrián a Pedro Jota, de Buenafuente a Sardá, de Alejandro Sanz a los Polancos.


Déjense de monsergas que aquí, hasta los turistas menos solidarios alucinan con las buenas maneras y educación cívica que exhibe cualquier agente de policía. El insulto es llamar cobardes a quienes viven dentro y fuera de Cuba por y para la Revolución, porque si en verdad los cubanos estuvieran sometidos a una dictadura como la que suelen describir los corresponsales de la prensa más poderosa (El País, El Mundo, la agencia EFE, France Press, AP, RTVE, BBC, CNN, etc.) ¿por qué no salen a la calle en manifestación multitudinaria, como hicimos en España, como se hizo en Chile, en Argentina? ¿Por qué no atacan a las fuerzas de seguridad; por qué no les tiran piedras? ¿Por qué los cubanos no se agraden entre ellos por cuestiones políticas? ¿Por qué los ciudadanos de esta sociedad saben discutir y reclamar, sin la violencia habitual que ejercen los uniformados en el llamado mundo democrático donde incluso pegan tiros al aire y matan civiles? ¿Acaso es que los cubanos le tienen miedo a sus dirigentes? ¿Quizá es que Mauricio Vicent no se atreve a llamar cobardes a sus vecinos del barrio? ¿Es que esos diarios y agencias pueden insultar a todo el mundo con sus burdas manipulaciones, haciéndoles creer que aquí ocurre lo que no pasa? ¿Es que esos voceros bien pagados por las multinacionales de la democracia de los millonarios (que no de los trabajadores), piensan que pueden mantener una mentira tantos años sin enrojecer de vergüenza?


Uno, que ya lleva veintisiete años de su vida viajando a Cuba, que tiene el orgullo y el honor de trabajar desde hace casi un lustro en un centro cultural dedicado a la música y la poesía, que cree haber ganado amigos y enemigos de todo pelaje, dentro y fuera del territorio, que asiste diariamente a la ceremonia de la queja y el bulo propagado por los colegas de siempre, en medio de una permisividad sin limites por parte de las autoridades de la isla, tiene que dejarse de zarandajas y reconocer que entre estas gentes maravillosas, también hay también algunos espabilados que murmuran y musitan todo tipo de falacias, en la esperanza de que en el llamado primer mundo, crean que el pueblo cubano, en su mayor parte, es una pandilla de cobardes que tienen pánico a la protesta y a la reivindicación; que huyen del compromiso porque temen las represalias, que callan como niños ante una injusticia, que salen despavoridos cuando se habla de manifestar sus ideas. Esos anónimos charlatanes tratan en vano de sembrar el desánimo general, porque los cobardes siempre esparcen rumores como las bombas racimo, para que los habitantes de buen corazón y coraje a prueba de estupideces, bajen la guardia y crean que todo está perdido.


Cuba está resistiendo un asedio mucho más bestial que el de Numancia, pero aguanta los embates, mentiras y manipulaciones con la serenidad de quienes saben que caminan por una senda difícil, complicada y dura, con el sacrificio de quienes en el largo viaje dejan trozos de piel, sabiendo que tienen la razón de su parte. No podemos permitir que castiguen más a esta sociedad, a esta Revolución. Desbloqueemos a Cuba de una vez por todas.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Los intelectuales cubanos apoyan los cambios revolucionarios


Es un hombre que escucha. Lo dice el mundo intelectual cubano y esa "carta" avala a Eliades Acosta, al frente del departamento de cultura del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, tanto como su quehacer alrededor de la investigación histórica, de la creación literaria y su impulso a la Biblioteca Nacional José Martí y al sistema de bibliotecas del país.

Llegó a su oficina actual en una etapa de confrontaciones, de replanteos de mecanismos, de señalamientos públicos de problemas, algunos hasta ese momento subterráneos.

¿Qué panorama usted se encuentra al asumir la dirección del departamento de cultura del Comité Central?
Hacía 17 años que no había departamento de cultura en el Partido. Para no constituir una carga demasiado o­nerosa para el Estado en un momento económicamente difícil, la estructura del Partido se contrajo en ese período.

Hubo muchos funcionarios que se enviaron directamente a la base y dentro de esa reducción el departamento de cultura, que tenía un trabajo sostenido (recuérdese que había sido dirigido brillantemente por Sergio Corrieri, entre otros compañeros), dejó de existir. Fue una contracción en momentos muy duros para el país, que afectaron directamente la cultura y sus instituciones. No quiere decir que no hubiera diálogo, en esa época Fidel estuvo particularmente cerca de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y de la labor cultural.

En julio de 2006 se reestableció el secretariado del Partido y se tomó el acuerdo de reconformar el departamento de salud, el de ciencia y el de cultura.

Ahora estamos en otro momento, un momento de transformaciones revolucionarias. El país está repensando sus estructuras, el propio Partido está repensando sus relaciones con la sociedad para buscar un diálogo más directo, más eficaz, y una mayor participación del pueblo en las decisiones.

En la etapa del antiguo departamento de cultura no existían todas las instituciones que hay hoy, ni el sistema empresarial del Ministerio de Cultura ni la nueva oleada de instructores de arte, la Brigada José Martí. Además, se nos suma la atención a la programación cultural de la radio y la televisión. Los retos son muy grandes, hay muchos problemas.

¿Pudiera profundizar en esas tareas y en esos problemas?

Hay necesidad de replantearse el papel de las instituciones culturales con respecto a la creación y a los creadores. Es algo por lo que están clamando los propios creadores en las reuniones previas al Congreso de la UNEAC. Nos hemos reunido con artistas e intelectuales, con consejos de dirección, con secciones sindicales, con la UNEAC, con los funcionarios del Ministerio de Cultura. Hemos estado visitando las provincias, las instituciones, las casas de los creadores y nos hemos encontrado una lógica aspiración a que se actualice la legislación. Hay un nuevo escenario en el país, con cambios económicos, sociales, se ha elevado el nivel cultural del pueblo cubano, e incluso han aparecido desigualdades indeseables. Esto en lo tocante a los creadores y a la Ley de Derecho de Autor, por ejemplo.

Hay reclamos, además, de actualizar la relación entre las instituciones y los creadores, de redefinir para qué sirven las instituciones, cómo representan, cómo acogen, quién decide si se promueve una obra o no, cuáles son las facultades que tiene una institución, los derechos y deberes en relación con los creadores, cuáles son los derechos y deberes de estos con respecto a las instituciones, cómo pueden los artistas e intelectuales tener una participación más activa en la toma de decisiones, cómo pedir cuentas por el trabajo de los funcionarios, cómo reclamar una atención que tiene que ver con quejas, opiniones, sugerencias, ¿quién atiende las reclamaciones? ¿cuándo? Es importante que se atienda a todos, independientemente de que sea un creador de primer nivel o la recepcionista de una biblioteca. Todos tenemos derechos, la Constitución nos ampara, la Revolución se hizo para que el pueblo tuviera derechos y los ejerciera, y los funcionarios están obligados a atender, a respetar, a dar curso y en la medida de lo posible a resolver los problemas, teniendo en cuenta que algunas soluciones pasan por la economía en momentos en que el país sigue estando en un período difícil.

Es saludable cada cierto tiempo repensar lo hecho, calibrar cómo ha evolucionado la sociedad porque cuando tú introduces un cambio en un sector, eso repercute en el sistema entero. Se trata de un sano ejercicio del buen gobierno.

¿A qué atribuye usted la llamada "indigencia crítica" que lastra los medios en Cuba? A varios factores. Está el abuso de prácticas institucionales para limitar la crítica, no podemos obviar que por muchas razones y durante mucho tiempo molestaba el cuestionamiento. El enemigo usa, es cierto, nuestros errores y nuestras críticas.

También nuestro silencio

También. Usa todos los vacíos que dejamos. La crítica puede ayudar a resolver nuestros problemas, los silencios nunca resuelven nada. Puestos a escoger, optamos por la crítica. Debe quedar atrás esa práctica de silenciar los problemas, alrededor de la cual no siempre está la buena intención de ayudar a la Revolución, sino también la de cuidar cargos o posiciones, posturas acomodaticias y lesivas al clima ético de una sociedad.

Institucionalmente la crítica no siempre se permitió, ni se comprendió ni se estimuló. Eso crea una actitud reflejo en quienes están obligados por su trabajo a ejercerla. Por cierto, no se trata de una tarea de un gremio, la crítica es una condición consustancial al ser humano.

Se creó una especie de síndrome de autocensura: "me voy a buscar problemas si entro en un tema escabroso", "para no buscarme problemas voy a comulgar con la medianía". Se va formando entonces un vacío muy peligroso y aunque la sociedad crezca económicamente, decrece moralmente en ese clima. Los silencios son fatales en una sociedad, los olvidos, la autocensura o la censura desmedida porque la hay en todas las sociedades divididas en clases, donde hay Estado hay censura.

A veces se disfraza bien

Se disfraza bien muchas veces a partir del mercado, pero volviendo a Cuba, ha sido beneficioso para salir de esa trampa, el llamado al debate a partir del discurso de Raúl del 26 de julio en Camagüey. El propio Raúl, que está al frente del Partido y el Estado, y con toda la autoridad moral que le asiste, le ha dicho al pueblo que éste es el momento de discutir "a camisa quitada" nuestros problemas. Hay un documento del Buró Político, además, que respalda la crítica en los medios, pero ¿qué hemos encontrado? Hay recelo, hay inercia, hay gente que ya no está preparada porque son muchos años y les cuesta trabajo pasar la barrera psicológica. Pero si leemos la prensa y si leemos también esa gran prensa no institucional, los correos electrónicos (que vinieron para quedarse), vemos que la gente está participando. Se nota una muy saludable activación del espíritu cívico de los cubanos. En los debates a partir del discurso de Raúl han participado más de cinco millones de personas y se han hecho un millón 200 mil planteamientos.

¿Cuando se habla de un reacomodo del país, que entiende usted como posible y conveniente? Las dos cosas están íntimamente ligadas. Recuerdo una frase de Marx que luego retomó Lenin, una frase profundamente revolucionaria y dialéctica que dice "toda contradicción porta en su seno su propia solución". Julio Verne lo decía de otra manera con aquello de "todo lo que un hombre puede soñar, otro hombre lo hará realidad". Las aspiraciones de la sociedad cubana, expresadas en las discusiones a propósito del discurso de Raúl, en la calle, en las familias y en los núcleos del Partido, son posibles y necesarias. Son aspiraciones al bienestar material, a que usted pueda sustentarse y sustentar a su familia con el fruto honesto de su trabajo. Son aspiraciones al desarrollo personal y social, a mayor acceso al conocimiento, a una vida más plena, basada en principios revolucionarios. Todo redunda en una sociedad más eficiente, más participativa, que reconozca y respete la diferencia, que no se disgregue ni se ponga al servicio de una potencia extranjera.

Lo que es necesario hacer en el país pasa por la eficiencia, la participación, por garantizarle a las personas una mayor cuota de responsabilidad, derivada de que se sientan co-responsables de las decisiones.

Aspiramos a una sociedad que hable de sus problemas en voz alta, sin temor, en la que los medios reflejen la vida sin triunfalismo, en la que los errores sean ventilados públicamente para buscar soluciones, en la que la gente pueda expresarse honestamente, donde la economía funcione, donde los servicios funcionen, donde los cubanos no se sientan ciudadanos de menor categoría en su propio país por algunas medidas que en su momento fueron imprescindibles, pero que hoy son obsoletas e insostenibles, una sociedad donde haya mucha información y variada, donde haya productos culturales de alto nivel, donde podamos estar en comunicación con el mundo de una manera natural y sepamos defender las esencias de nuestra identidad y las conquistas de la Revolución misma.

No es la tarea de nadie en particular, de ningún genio. Será el pueblo de Cuba, el Partido, fuerza rectora de la sociedad, somos los revolucionarios los que estamos obligados a hacerlo y los que podemos hacerlo. Dicen los chinos que "el viaje más largo empieza con un paso". Ese paso fue la discusión a que nos llamó el Partido para renovar un consenso y a partir de aquí ir resolviendo los problemas, que son muchos y muy complicados pero éste es un pueblo con una cultura y una conciencia política muy alta.

¿Qué no puede faltar en la política cultural cubana de los próximos años?

Toda política cultural forma parte de un proyecto mayor. No se trata de un divertimento que se aplica a un grupo humano, la política cultural es el mecanismo a través del cual la sociedad en su conjunto estimula la creación, la promoción, el acceso, la participación de los diferentes estamentos en la gestión cultural para que eso se revierta en bien de la propia sociedad. Todo lo que hagamos tiene que ir a favor de la plenitud del hombre y la sociedad, y hay que tener en cuenta que en Cuba las políticas son para todos.

Hay que pensar en cómo fortalecer la enseñanza artística y en cómo proteger y promover mejor las culturas populares.

Entiendo entonces que hay insatisfacciones al respecto

En todo. Estamos en un momento por el que toda sociedad atraviesa en el cual hay un grupo de formas de hacer que requieren un salto a otro nivel. Se trata de ese momento de quiebra y de transformación revolucionaria, que es dialéctica. El mundo no se va a acabar porque haya muchas quejas. Hay una especie de malestar compartido que es temporal en la medida en que los moldes que nos aprisionan se rompan y encontremos una nueva expresión para lo que hemos formado nosotros mismos.

Este país tiene un nivel cultural que envidiarían potencias mundiales, por lo tanto, este país está insatisfecho con su radio y con su televisión porque quiere que sean más cultas, que reflejen mejor la realidad y las aspiraciones de la gente. El graduado de arte, por ejemplo, tiene una preparación mayor que los que se graduaban antes, y tiene unas aspiraciones diferentes, por lo tanto las instituciones tienen que ir evolucionando con el nuevo material humano.

Hay muchos problemas, materiales, de salario, de derecho, que son como bombillos rojos y nos indican la necesidad de cambios. No hay que ponerse bravo, no se trata de un cuestionamiento al trabajo de nadie, no estamos negando de dónde venimos ni los aportes fundacionales de otros, no es dejar de reconocer a los que se han sacrificado sobre todo durante el Período Especial por mantener las conquistas sociales.

Se necesita oír mucho para poder actualizar esas políticas. El primer paso para tomar una decisión honesta que tiene que ver con otros seres humanos es saber escuchar y ser humilde, si usted parte de esa premisa, la gente contribuye, participa, y los errores tienen que ser menores.

Sabemos que la cultura cubana es una cultura de pensamiento, hay una serie de figuras que avalan esta afirmación, pero además como país caribeño el baile está hondamente inscrito en nuestra identidad. ¿Qué opciones se abrirán al respecto para el cubano de a pie, el que no tiene acceso a los dólares?

Todo lo que se ha hecho es insuficiente, exige ser repensado para entrar en una nueva fase. He estado en la inauguración, por ejemplo, de casinotecas en zonas muy humildes de La Habana, muy populares, y vi con qué agrado la gente recibía esas instalaciones. Mientras eso ocurre, los carnavales languidecen.

No se han podido resolver todavía espacios regulares, sistemáticos, pero hay todo un plan, un programa. El rock, por ejemplo, tiene su público, hay que respetarlo, forma parte de la identidad nacional, y necesita sus espacios.

Está el tema de los bailables, que no pueden limitarse a los fines de años y las fechas patrias. Todo esto pasa por recursos, debemos recordar las tensiones que ha vivido el país, ahora mismo el precio del barril de petróleo está casi a cien dólares, y a eso se suman los daños por los eventos climatológicos.

De todos modos, nos falta una mirada sistémica a nivel de territorio, las soluciones han estado parceladas: "esto es de cultura", "esto de gastronomía", "esto de educación". Y hemos visto los problemas de una manera muy tradicional, no hemos potenciado un pensamiento colectivo para avanzar, con honrosas excepciones. Cuando usted va, por ejemplo, a Granma, y ve lo que se está haciendo en Bayamo, uno se asombra de que en una provincia con relativamente modestos recursos se observe un panorama tan alentador con las instituciones culturales y los establecimientos gastronómicos que se han abierto, la mayoría en moneda nacional, el entorno culto que se está creando, el recién inaugurado Guiñol (uno de los mejores de Cuba), el recién inaugurado teatro. ¿Por qué ahí se logra y en otros lugares no? Habría que indagar en la cultura de los funcionarios, en su sensibilidad, pero también en el accionar del pensamiento colectivo. Estoy seguro de que allí hay una especie de "parlamento cultural" que toma decisiones, donde la UNEAC es importante, la Asociación Hermano Saíz es importante, la Unión de Historiadores lo es. Los artistas, los intelectuales participan, tienen que ver. Estuvimos allí el Día de la Cultura Cubana una serie de compañeros, entre ellos Abel Prieto y Ricardo Alarcón, y sentimos un clima de satisfacción. No es que no haya problemas, pero la gente tiene confianza. Hay problemas que tienen soluciones locales, en ciudades grandes ya es un poco más complicado, pero de todos modos la participación es decisiva.

En cuanto al patrimonio azucarero, ¿qué ha pasado? Una debacle. A pesar de haber estado previsto en la tarea Álvaro Reinoso la protección del patrimonio, la preservación de las tradiciones, el cuidado de los archivos, la realidad no funcionó así.

Hubo una llamada de alerta de la Unión de Historiadores de Cuba y el Partido de inmediato se volcó a resolver el problema. Unimos fuerzas el departamento de ciencia, el de cultura y el agropecuario, convocamos al Ministerio del Azúcar, al Consejo Nacional de Patrimonio, a la Unión de Historiadores de Cuba. Se presentó un informe muy crítico de la situación porque por burocracia, inercia, falta de control, falta de denuncia social, se dañó una parte del patrimonio. Volvemos a la importancia de la prensa y de la sociedad activada: ese problema venía caminando, saltó por los historiadores, pero debió haber saltado por la prensa local primero o por la nacional, debió haber saltado en las rendiciones de cuenta del Poder Popular, por los núcleos del Partido. No quiere decir que no haya ocurrido, pero no tuvieron el efecto esperado, por tanto algo falló en los mecanismos.

Se perdió irremisiblemente una parte del patrimonio, por suerte no la mayor ni la más valiosa. A partir de eso se hizo un recorrido nacional, ahora estamos haciendo el segundo en el mismo año, lugar por lugar, análisis, medidas inmediatas para salvar los archivos e ir revirtiendo la situación. En cuatro o cinco meses se ha detenido el proceso de deterioro y se mantiene una labor sistemática con el Partido al frente para poder llegar a un estado irreversible a favor del patrimonio. Es un ejemplo de lo que no debió pasar, pero también es un ejemplo de respuesta rápida ante un problema esencial para la memoria de este país.

¿En lo relativo al patrimonio eclesiástico?

A partir de análisis convocados por el Partido, se creó una comisión estatal presidida por Carlos Lage que ha venido haciendo un levantamiento de la situación del patrimonio documental, entendido por documentos en cualquier soporte, y se presentó recientemente en las mayores instancias de decisiones del país, una especie de programa por etapas para el cual se destinaron recursos.

Se incluye en este programa el patrimonio eclesiástico, que llena un inmenso vacío para los historiadores y para la nación porque los archivos de nacimientos y defunciones se hallaban en las parroquias. Hay un trabajo mancomunado, se han destinado recursos importantes en distintas esferas para que en cinco años la situación esté estabilizada. Esto incluye la participación internacional en proyectos de salvaguarda del patrimonio.

¿Qué espera del venidero Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba?
Una nueva UNEAC, que en alguna medida nos recuerde la de los inicios, pero que sea la de hoy. Una UNEAC viva, que permita que ese enorme reservorio cívico, ético y cultural de nuestros artistas e intelectuales se revierta en el erfeccionamiento de nuestro país, en el futuro de la verdadera cultura cubana. Que no sea una agencia de viajes, ni una agencia de comercialización, ni un lugar para beber, que no favorezca capillas que luchan por cuotas de poder, ni cree caldos de cultivo a egoísmos. Creo en una UNEAC viva, valiente, cívica, escuchada y respetada.

lunes, 10 de diciembre de 2007

La Asamblea aprueba la nueva Constitución y el latifundio va a referéndum (BOLIVIA)


Con el respaldo de más de dos tercios de constituyentes de 10 frentes políticos de los nueve departamentos del país, los asambleístas aprobaron por dos tercios entre este sábado y domingo el 99.8 por ciento del texto la nueva Carta Magna que instituye un Estado plurinacional y sólo el latifundio será dirimido por el pueblo en un referéndum.

El nuevo texto constitucional también establece una economía solidaria mixta, respeta a la propiedad privada y las autonomías, entrega al pueblo la propiedad de los recursos naturales, avala la reelección presidencial por única vez, pero fundamentalmente transforma las estructurales coloniales del Estado.

El artículo 398 referido a la extensión de la tierra para ser considerada latifundio en la nueva Constitución Política del Estado va al referéndum dirimidor, al no conseguir los dos tercios de voto del total de los presentes en la Asamblea Constituyente.

Son dos propuestas para considerar sobre el tema del latifundio, por un lado se habla de 10 mil hectáreas y la otra opción de 5 mil hectáreas. Las preguntas deben aprobarse en el Congreso Nacional para que en el plazo de cuatro meses se lleve adelante la consulta popular.

Al final, el tema de la capitalidad volvió a generar roces entre los constituyentes de La Paz y Chuquisaca que protagonizaron un acalorado debate que obligó a estos a abandonar el hemiciclo, porque su propuesta de constitucionalizar a la ciudad de Sucre como "Capital Constitucional de la República" no había sido aceptada por el pleno.

Al final, se llegó a un acuerdo por el que se constitucionalizó a Sucre como "Capital de la República de Bolivia". Ese acuerdo no menciona la sede de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Inicialmente se planteó constitucionalizar la capital histórica y el Poder Electoral para Sucre, en tanto el Ejecutivo y el Legislativo mantenerlos en La Paz, que de igual manera no prosperó, pues sólo se aprobó una resolución de plenaria para que todas las entidades a crearse producto de la nueva Carta Magna se instituyan en Sucre.

A las 09.05 del domingo, luego de más de 13 horas de trabajo de la plenaria en instalaciones del salón del Centro Convenciones de la Universidad Técnica de Oruro (UTO), se logró considerar el 99.8 por ciento de la nueva Carta Magna y el tema de la definición de latifundio que el único tema que no alcanzó los votos necesarios para su aprobación.

A las 11.27, el Magno Foro aprobó el detalle y revisión la nueva Carta Magna luego de 15 horas y 30 minutos de debate ininterrumpido.

Miles de campesinos, mineros, indígenas y vecinos de Oruro, El Alto y de otras regiones acompañaron a los constituyentes con una vigilia a la intemperie la noche del sábado y la madrugada del domingo en afueras del Centro de Convenciones.

Los dos grados centígrados que se registraba fueron combatidos con fogatas que se diseminaron por las afueras del hemiciclo.

En tanto que la coca combatió el sueño de asambleístas, periodistas, personal de apoyo de la Asamblea, los representantes movimientos sociales e incluso de los policías.

Participaron 165 asambleístas de diez frentes políticos. La instalación de la plenaria comenzó a las 18.55 con 153 asambleístas y luego se sumaron nueve constituyentes que llegó a los 164 hasta la media noche. El total de miembros del cónclave son 255 asambleístas.

En la madrugada el último en sumarse fue Wenceslao Alba, constituyente de Alianza Social (AS).

La plenaria de la Constituyente a las 00.45 del domingo aprobó por más de dos tercios del total de los presentes el primer artículo de la nueva Constitución Política del Estado, luego de declarar la sesión por tiempo y materia.

"Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, autonómico y descentralizado, independiente, soberano, democrático e intercultural. Se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país", señala el primer artículo.

Partidos y agrupaciones

El Movimiento Al Socialismo (MAS) fue la fuerza política que más representantes en la histórica sesión con 130, le siguieron el Movimiento Bolivia Libre (MBL) con ocho, Unidad Nacional (UN) con siete, AS con seis, Podemos con cuatro incluido el disidente Lindo Fernández, CN con cuatro.

El MOP con dos, ASP con dos, Ayra con uno, MCSFA con uno. Seis fueron los frentes que no participaron y son: AAI, APB, MNR-FRI, MNR-A3, MNR y el MIR.

Sectores sociales

El manzano del Centro de Convenciones fue cercado desde las 08.30 de la mañana por más de un millar de mineros procedentes, en su mayoría, de la mina Huanuni.

A la vigilia se fueron sumando de manera paulatina gente del Comité Cívico de Orureño liderado por el señor Marcelo Elio.

El frío y viento no impidió que los gremialistas, juntas vecinales, mineros de Huanuni, cívicos orureños, cocaleros, campesinos, organizaciones de El Alto se instalen en puertas del Centro de Convenciones.

Con vítores a favor del cambio, aplaudieron a los constituyentes de 10 frentes políticos y agrupaciones ciudadanas identificados con el proceso de transformaciones profundas.

Asimismo, la prensa nacional e internacional fue llegando a la capital orureña para mostrar al mundo el acto histórico y democrático traducido en una nueva Constitución a días de que se cumpla el plazo para que concluya con su trabajo, este 14 de diciembre.

El prefecto del departamento de Oruro, Alberto Luis Aguilar agradeció a la directiva del Foro por "dar la oportunidad al pueblo orureño para que se redacte en paz la nueva constitución que será el nuevo inicio del país".

Incidentes

Además, una docena de constituyentes de Podemos ingresó a las 19.005 de ayer, sábado, al Centro de Convenciones Internacionales para denunciar a la plenaria como "ilegal".

Sin embargo, no se registraron como manda el reglamento, pero intentaron incluso tomar la testera para evitar que prosiga el debate, pero al no conseguir su objetivo abandonaron el cónclave.

Antes del ingreso soportaron el abucheo de los miles de personas representantes de diferentes sectores sociales que inicialmente pretendieron impedir el ingreso de estas personas y luego de la intervención de los dirigentes se permitió su paso.

Respeto a la propiedad privada

La Asamblea Constituyente aprobó el respeto a la propiedad privada, individual o colectiva siempre y cuando ésta cumpla una función social.

Solo una abstención se manifestó en la aprobación de este artículo y luego fue prácticamente unánime el respaldo de los asambleístas de 10 de las 16 fuerzas que conforman el cónclave.

En el artículo 56 se da la figura de expropiación por causa de necesidad o utilidad pública, o cuando la propiedad no cumpla una función social, calificada de esta manera conforme a la ley y previa indemnización justa.

Bolivia pacifista

La Asamblea Constituyente aprobó la declaratoria de Bolivia como Estado pacifista y rechaza toda guerra como método de solución para el diferendo y conflictos entre estados.

En medio de un cerrado aplauso este artículo de la nueva Carta Magna recibió el respaldo unánime de los 164 asambleístas presentes de las 10 fuerzas políticas presentes de los nueve departamentos del país. Más tarde se sumó el último constituyente.

Este artículo promueve la cultura de la paz y rechaza cualquier forma de accionar violento que enfrente a los estados.

Reelección, revocatoria y segunda vuelta

La Asamblea Constituyente aprobó en la nueva Carta Magna por más de dos tercios de votos la Asamblea Legislativa Plurinacional, la reelección por un solo periodo constitucional del Presidente de la República, da curso a la revocatoria de mandato y permite la segunda vuelta en caso de no alcanzar un porcentaje determinado en los comicios nacionales.

A de nombre de Congreso Nacional en el artículo 146 y se denomina la Asamblea Legislativa Plurinacional que está compuesta por dos cámaras, la Cámara de Diputados y la Cámara de Representantes Departamentales, y tiene la única con facultad de aprobar y sancionar leyes en el territorio boliviano.

La Cámara de Diputados estará conformada por 121 miembros elegidos en base a criterios territoriales y poblacionales, en circunscripción uninominales. Los escaños se asignarán a través de un sistema de mayoría relativa.

La Cámara de Representantes Departamentales estará conformada por cuatro representantes por departamento, elegidos por circunscripción plurinominal departamental, asignado mediante sistema poblacional proporcional.

La nueva Constitución en su artículo 167 sobre la Presidenta o el Presidente y la Vicepresidenta o Vicepresidente del Estado serán elegidos o elegidos por sufragio universal.

Será proclamada o a la Presidencia o Vicepresidencia, la candidatura que haya reunido el 50 por ciento más uno de los votos válidos o que haya obtenido un mínimo del 40 por ciento de los votos válidos con una diferencia de al menos 10 por ciento en relación en relación a la segunda candidatura.

"En caso de que ninguna de las candidaturas cumpla estas condiciones, se realizará una segunda vuelta electoral entre las dos candidaturas más votadas, en el plazo de sesenta días computables a partir de la votación anterior. Será proclamada a la Presidencia y a la Vicepresidencia del Estado la candidatura que haya obtenido la mayoría simple de los votos", señala el texto en detalle.

La nueva Carta Magna también establece la revocatoria de mandato presidencial.

En su artículo 172 señala que en caso de revocatoria del mandato, la Presidenta o el Presidente del Estado cesará de inmediato en sus funciones, debiendo asumir la Presidencia la persona que ejerza la Vicepresidencia, que convocará a elecciones a la Presidencia del Estado en el plazo de 90 días.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

La hora de las críticas

Más allá de golpes de pecho, atribuciones apresuradas de responsabilidades o denuncias desmedidas contra el Imperio y su capacidad de influencia en la realidad interna venezolana, el rechazo electoral de la reforma constitucional debería hacernos reflexionar, con un mínimo de distancia y objetividad, sobre alguna de las causas subyacentes que pudieran haberla provocado para tratar de evitar la reiteración de errores de cara al futuro.

Y ello es especialmente necesario porque los datos de la derrota electoral ponen algo muy evidente sobre la mesa: mientras que la oposición tan sólo ha aumentado su masa crítica en 100.000 votantes con respecto a las elecciones presidenciales de diciembre de 2006, por parte del chavismo han dejado de acudir a las urnas más de 3 millones de votantes.

Así que hablar de la desmedida campaña mediática de la oposición contra la reforma o de la injerencia interna de Estados Unidos en el proceso no es más que un recurso fácil para tratar de calmar conciencias a través del autoengaño: el aparato mediático y su dinámica de funcionamiento siguen siendo los mismos que en anteriores plebiscitos; por no hablar de la influencia norteamericana. Y la incidencia conjunta de ambos factores sólo han aportado ese mínimo crecimiento del voto opositor.

Las causas, entonces, habrá que buscarlas en otros lugares más distantes de ese recurso fácil en el que se ha convertido la teoría de la conspiración para quienes se niegan a ver la realidad que les circunda o para quienes no quieren asumir la responsabilidad que les corresponde.

En este sentido, este artículo no pretende ser un catálogo exhaustivo de ellas. Pero, aún a riesgo de dejar algunas en el tintero, creemos necesario poner al menos éstas en negro sobre blanco en unos momentos en los que, si de algo necesita el proceso venezolano, es de autocrítica desde la más absoluta lealtad.

Una reforma adelantada a su tiempo

Uno de los elementos que no puede hurtarse al debate en estos momento es hasta qué punto la reforma constitucional llegaba en el momento adecuado o, por el contrario, era demasiada precipitada dadas las condiciones objetivas y subjetivas en Venezuela.

Las opiniones al respecto son de todo tipo y recurren a las fuentes históricas más diversas y a los autores de más lustre para justificar las correspondientes posiciones. En cualquier caso, parece que un proceso revolucionario tan sui géneris como el venezolano que no implica una ruptura radical con el régimen anterior sino que se va construyendo día a día, en una tensión dialéctica permanente entre sus aspiraciones socialistas y su cotidianeidad capitalista, no puede ser analizado en términos miméticos y buscando todas las analogías posibles con otros procesos de transformación social que lo han precedido en el tiempo.

Resulta del todo punto descabellado pretender que el socialismo, aunque sea el del siglo XXI, se puede construir por la vía de su mera declaración en un texto constitucional cuando la realidad, por otra parte, se aleja tanto de la praxis socialista. Ante este error estratégico es lógico que las bases hayan optado, en el mejor de los casos, por el escepticismo; tanto más cuanto su participación, en una democracia que se declara participativa, se ha limitado a demandar su refrendo a través del voto, como en la más vulgar de las democracias representativas burguesas. Pretender imponer el socialismo desde arriba -al tiempo en que se desestiman los mecanismos utilizados en el siglo XX para tal fin- se ha encontrado con el rechazo de quienes durante los últimos años han escuchado hasta la saciedad que su participación a todos los niveles es un requisito imprescindible para transformar la realidad.

De modo que es comprensible la actitud de aquellos chavistas que no fueron a votar, aún deseando la transición de Venezuela hacia el socialismo y respetando la figura de Chávez como líder carismático capaz de ejecutarla.

Esa transición no puede acontecer de otra manera que a través de la activación de la voluntad popular a través de una Asamblea Constituyente que entre a reformar el texto constitucional. Sólo entonces la vía será jurídicamente la adecuada (porque así queda sancionado en la Constitución de 1999) y estratégicamente la conveniente. Sólo entonces el paso de la transición hacia el socialismo gozará de la legitimidad y fuerza necesaria para convertirse en una realidad. Mientras tanto, las posibilidades de construcción de un entramado normativo que facilite y profundice los cambios hacia el socialismo son perfectamente viables dentro del actual texto constitucional y, precisamente por ello, no debiera entenderse la derrota electoral como un freno en el proceso de transformación social sino, tan sólo, la postergación de su sanción más elevada hasta un momento en el que la conciencia colectiva se encuentre más identificada con la idea socialista.

De ahí se deriva, además, otro de los errores que creemos importantes en el planteamiento de la reforma desde su origen: la falta de valentía para deslindar el tema de la reelección presidencial del resto de cuestiones, de mayor calado, contenidas en la misma.

Primero, porque indica una precipitación innecesaria dado que podía haberse retrasado en el tiempo, aunque siempre dentro de este mandato presidencial, hasta que el contexto social para los cambios normativos que se planteaban para profundizar en el socialismo hubieran estado un poco más maduros.

Y, segundo, porque en ese caso sí que no era necesaria la activación de una Asamblea Constituyente y había un clima de opinión muy favorable al respecto como indicaban todos los sondeos, es decir, hubiera bastado con convocar, como se ha hecho, un referéndum para esa única cuestión. El que se haya tratado de revestir algo que de por sí ya era importante, como es la supresión de la limitación a la posibilidad de reelección, con algo que, sin duda, es mucho más importante porque trasciende la figura del líder y afecta al propio proceso, ha sido un error táctico que ha tenido como coste el que ambas propuestas hayan sido rechazadas.

Un partido unido entre quiénes y para qué

Dentro de los elementos de reflexión tampoco debemos dejar de lado preguntarnos acerca de dónde estaban el día 2 de diciembre los más de 5 millones de militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela. Porque de la respuesta a esa pregunta se pueden derivar consecuencias no del todo agradables de asumir.

Así, votaron a favor del SI menos personas (4.379.392 para el primer bloque y 4.335.136 para el segundo) que aspirantes a militantes (5.200.000) tiene el nuevo partido liderado por Chávez, el Partido Socialista Unido de Venezuela. Sospechoso eso de que supuestos militantes después ni siquiera apoyen a su partido en las urnas. A lo que hay que añadir el preocupante dato de que el 44,11 por ciento de los venezolanos no se molestase en votar y que tiene su contrapunto en las votaciones en Cuba, donde más del noventa por cien de los ciudadanos van a las urnas.

Y ello es preocupante, de entrada, porque si hubieran votado todos, disciplinadamente, no se hubiera perdido la reforma constitucional y se entiende que los militantes de ese partido estaban a favor de ella.

Y, de salida, porque entonces la pregunta que cabe hacerse es si en lugar de convertirse en la vanguardia política del proceso de transformación, el propio PSUV, y, consiguientemente, la inscripción en el mismo, no estarán siendo vistos por muchos de sus militantes como un mecanismo clientelar que refuerza la posibilidades de acceso a los beneficios de las Misiones o, en el peor de los casos, la permanencia en una estructura burocrática del Estado sobredimensionada y manifiestamente ineficiente.

Algo de ello tiene que haber en el ambiente cuando la primera estructura de la que se ha dotado el partido es, sorprendentemente, de un tribunal disciplinario con objeto de poner coto a esa utilización interesada del partido.

En cualquier caso, no estaría de más comenzar un proceso de reflexión acerca de los vínculos espurios que pudieran estar estableciéndose entre el partido y el Estado, generadores de estructuras clientelares radicalmente contrarias a cualquier proceso de transformación hacia el socialismo y utilizadas, por muchos, para acceder a los recursos públicos o a los resortes del poder. Y, tras dicho proceso, comenzar una purga enérgica de todos aquellos militantes que pudieran estar utilizando al partido y las posibilidades que les abre para sus fines particulares.

La corrupción sigue suelta

El término purga nos lleva de pleno a otro de los graves problemas que aquejan al proceso bolivariano y frente al que, a pesar del cansancio de la población y de la retórica enérgica del presidente Chávez al respecto, casi nada se ha hecho.

El problema no es otro que el de la corrupción que sigue campando por sus respetos en el país y que es percibida como una lacra por el pueblo, deteriorando, de paso, la credibilidad del gobierno para acometer su erradicación. Una credibilidad que difícilmente puede mostrar cuando en ningún momento ha habido una política decidida de lucha contra la misma o cuando determinadas medidas aprobadas e implementadas en otros ámbitos con éxito, como es el caso de las más que necesarias Misiones, se convierten en focos de corrupción al amparo de la falta de transparencia presupuestaria con la que se rigen.

Y, aunque por supuesto que no se puede decir que la corrupción en la actualidad sea mayor que en los periodos anteriores a la presidencia de Chávez, sí es cierto que se mantienen igual los procesos abiertos contra gerentes y dirigentes políticos, o sea, bajo mínimos.

En ese contexto, plantear la constitucionalización de las Misiones en lugar de una reforma de la Administración pública que no sólo acabara con la ineficiente burocracia herededada de la IV República sino que también abrieran la Administración a la participación popular a todos los niveles, era una propuesta arriesgada que también ha encontrado muchos detractores en el camino. Sobre todo, porque no sólo constituye, como hemos señalado, un peligroso foco de corrupción sino porque supone la consolidación de una estructura paraestatal que en ningún caso sustituye a la existente y multiplica, en consecuencia, el gasto y la ineficiencia.

Las Misiones deben ser una terapia de choque y el futuro debe pasar necesariamente por la institucionalidad y un estado eficiente más que por la duplicación de estructuras estatales. En ese sentido, la consolidación de las Misiones a nivel constitucional suponía renunciar a que los correspondientes ministerios asuman sus obligaciones.

En cualquier caso, nada más lejos de nuestra intención que estigmatizar a la Misiones atribuyéndoles en exclusiva el monopolio de la corrupción y mucho menos teniendo en cuenta su tremenda aportación a la mejora de las condiciones de vida de las clases populares venezolanas.

Ese problema es un mal endémico que aqueja a gran parte del aparato estatal venezolano en todos sus niveles de gobierno y, en consecuencia, que debe ser atajado a partir de una política integral y radical. Sólo queríamos advertir de que, si bien la propia filosofía de las Misiones trasciende la lógica burocrática convencional de las políticas públicas y en ese sentido constituyen un avance importante, la ausencia de mecanismos de control presupuestario y la falta de transparencia en la gestión de los recursos públicos han acabado asociándolas a un nuevo foco de corrupción que empaña todo el éxito del que han gozado.

Las condiciones materiales son tan importantes como las ideológicas

Si las condiciones subjetivas para el cambio quizás no se encontraban aún maduras, la situación económica no era tan poco la más propicia. A pesar de que Venezuela se encuentra a la cabeza de América Latina en lo que a tasa de crecimiento económico se refiere y a que los esfuerzos redistributivos de la renta petrolera por parte del gobierno son encomiables existen determinados desequilibrios en la economía que se hace perentorio resolver, sobre todo aquellos que afectan a las condiciones de vida de las clases populares.

La escasez de determinados alimentos utilizada como arma política de manera reiterada por la oligarquía en los momentos previos a las citas electorales junto a la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, dada la persistente y elevada tasa de inflación, minan la capacidad de acceso de la población más desfavorecida a unos niveles de vida superiores.

Si el primer problema, el de la escasez provocada, es previsible por cuanto de repetitivo tiene la estrategia de la oposición, su solución debería constituirse en una prioridad del gobierno cuando se avecinan consultas electorales. Y así, aunque es verdad que existen sectores empresariales que acaparan productos de primera necesidad para boicotear el proceso venezolano, no es aceptable que, más de tres años después de la creación de Mercal, un sistema estatal de distribución de alimentos entre los barrios más humildes, éste siga siendo incapaz de garantizar suministros tan básicos como la leche o el café por mucho boicoteo que haya de distribuidores o productores.

El segundo problema, el de la inflación, va adquiriendo una naturaleza endémica que, si bien en términos macroeconómicos no es preocupante, en términos particulares sí que lo es porque afecta en mayor proporción e intensidad a aquellos que menores instrumentos tienen a su disposición para prevenirse del encarecimiento de la cesta básica y que, en gran medida, son el gran pilar de la revolución.

Si el modelo de integración latinoamericana propuesto en el ALBA ha sido interiorizado y juzgado como beneficioso por las clases populares allí donde se aplica es, precisamente, porque ha traducido el tema de la integración económica y social en una realidad concreta y fácilmente perceptible para las mismas como son las mayores cuotas de bienestar que proporciona, por ejemplo, la asistencia sanitaria recibida al abrigo de la Misión Barrio Adentro.

Ésa, y no otra, es la lógica interiorizada por las clases populares en su apuesta y apoyo por la revolución: la de que necesariamente debe traducirse en mejoras materiales y un mayor bienestar. Todo lo que no sean hechos materiales al respecto es pura retórica que no sacia el hambre ni calma la sed y que, en consecuencia, acaban minando el apoyo al proceso de transformación social.

Si a ellos unimos los escasos avances en materia de creación de empleo, la persistencia en la informalidad de gran parte de la población activa, la carencia de una estrategia clara a medio y largo plazo acerca de cómo se quiere “sembrar el petróleo”, la resultante es que parte del rechazo a la reforma constitucional puede interpretarse también en clave de llamada de atención acerca de la necesidad de acometer reformas que, más allá de consagrar constitucionalmente al socialismo, faciliten cuanto antes unas condiciones de vida digna a toda la población.



¿Dónde estaba el Presidente cuando se le necesitaba?

Dado el contenido de la reforma, en la que al tiempo que abrían cauces para unos mayores niveles de participación popular se propugnaba una concentración de poderes muy significativa en la figura del presidente de la república, la figura de Chávez era singularmente relevante para defenderla.

De entrada, porque era él quien tomó la iniciativa de reforma constitucional y, por lo tanto, sobre su persona recaía un mayor grado de responsabilidad de cara a informar a la población de su contenido y a convencerla de su necesidad y de la importancia de votar a favor de la misma. Pero, además, porque difícilmente el pueblo admitiría una concentración de poderes tan importante en la figura de otro personaje que no fuera aquél que ha liderado el proceso de transformación desde sus inicios y cuya legitimidad transfería a la propia reforma.

De hecho, Chávez se encargó bien de separar los artículos de “su” propuesta inicial de los añadidos posteriormente en el trámite parlamentario lo que, de haberse aprobado la “suya” y no la de la Asamblea Nacional, la legitimidad de ésta, en cuanto institución representativa de la soberanía popular, hubiera quedado seriamente dañada. Afortunadamente para el caso ambas han sido rechazadas por una diferencia de apenas 40 mil votos, lo que no es políticamente significativo. Aunque esa distinción entre su articulado y los de la Asamblea Nacional sí deberían inducir a la reflexión acerca de la posibilidad de que el líder del proceso permita o no la consolidación de responsabilidades políticas distintos a la suya propia y que gocen de una legitimidado no permanentemente cuestionada. No olvidemos que una de las cualidades del líder es también la de saber rodearse de competentes y valiosos.

Lo que sí resulta relevante desde el punto de vista político es la tremenda desinformación que ha rodeado la propuesta. El escaso esfuerzo mediático desarrollado para explicarla y defenderla ha sido fácilmente sobrepasado por la ofensiva intoxicadora de los medios de comunicación de la oposición, mucho más agresivos en su intento por hacerla aparecer como lo que no era y, por lo tanto, con mucho mayor éxito si no en atraer a los indecisos hacia su terreno sí, al menos, en sembrar la duda entre quienes, aún en las filas del chavismo, no estaban seguros acerca de lo que efectivamente iban votar.

A ello se le une el hecho de que el Presidente, en pleno proceso electoral, se ausentara del país por más de una semana para acudir a Chile y, seguidamente, a Arabia Saudí, Irán, Francia, Portugal y Cuba.

Que, además, esa ausencia estuviera marcada por el conflicto con España durante la Cumbre Iberoamericana en donde volvió a utilizar un foro internacional para hacer política nacional y generar, con ello, una tensión innecesaria entre el resto de países latinoamericanos que podrían ser sus socios estratégicos en el proceso de integración del hemisferio.

Y, por último, y con el fin de mantener vivo el conflicto que él entendía propicio a sus fines de cara al referéndum, que a su retorno se anunciara en reiteradas ocasiones una posible nacionalización de los bancos españoles en Venezuela que, si bien sirven para granjearse la simpatía de las clases populares que, evidentemente, carecen de fondos depositados en esos bancos, sí que pudieron asustar sin fundamento alguno a sectores de las clases medias afines al proceso pero, también y lógicamente, celosos de sus modestos ahorros.

Con lo cual la resultante ha sido un conflicto abierto con España cuya opinión pública, desde entonces, no cesa de acusarlo de dictador, totalitario y varias lindezas más de ese tenor. El malestar de gran parte de países latinoamericanos por el referido enfrentamiento les obligó a posicionarse del lado de España cuando podían haber estado junto a Nicaragua y Venezuela en su denuncia de las tropelías de las transnacionales españolas. El saldo, como puede apreciarse, no resulta demasiado positivo.

Y los medios de comunicación oficial tampoco ayudan mucho

Por otro lado, y tal y como señalamos al comienzo de este artículo, el discurso de la dictadura mediática de la oposición en el panorama interior de Venezuela tiene cada vez menos validez. Tal vez pueda ser una razón para Bolivia, Ecuador o en Europa y Estados Unidos para explicar los procesos latinoamericanos, pero Venezuela tiene ya cuatro cadenas de televisión públicas que emiten en abierto: VTV, Vive TV, TeVes y Telesur; decenas de radios comunitarias y todos los medios escritos que son capaces de hacer. Quizás va siendo hora de pedir cuentas a todos esos medios de comunicación de su ineficiencia para tomar las riendas de la difusión de información sobre la revolución bolivariana. ¿Por qué no hay un buen periódico que explique la revolución bolivariana? ¿Por qué la mejor página web sigue siendo la misma que hace cuatro años, Aporrea, y apenas sirve para explicar el proceso fuera de Venezuela, aunque ahora esté siendo, una vez más, el mejor ejemplo de debate público? Es hora de preguntarse por la audiencia que tienen las cuatro televisiones y su diligencia a la hora de contar la realidad venezolana y del mundo.

Pongamos un ejemplo que es singularmente ilustrativo de la ineficiencia y falta de criterio de los medios oficiales. La noche electoral éramos muchos los que pretendíamos seguir la información a través de esas televisiones por Internet. La emisión online de VTV estaba colapsada, Tves prácticamente no tiene web y tampoco tiene informativos, en Vive TV había una tertulia que no tenía relación con el referéndum y en Telesur, un reportaje sobre Colombia y analistas en el estudio que no decían nada que no pudieran haber dicho una semana antes. Todas las personas que consultamos nos han indicado que, al igual que nosotros, tuvieron que seguir la información por la web de Globovisión, donde transmitían la emisión en directo en condiciones técnicas perfectas y con enviados por todo el país que informaban -o desinformaban-, pero a pie de la calle.

Igualmente, hay que destacar errores de comunicación gravísimos en relación con todo lo que ha rodeado el debate en torno a la reforma constitucional. No se puede denunciar la interceptación de un correo entre el embajador estadounidense y el director de la CIA, donde se revela un plan de desestabilización en un programa político en clave de humor para incondicionales como es La Hojilla. Un documento de esa trascendencia debe ir acompañado de una rueda de prensa del presidente denunciando la conspiración, de otra forma nadie que no sea simpatizante del chavismo se lo tomará en serio, que es lo que sucedió.

También es triste que el medio venezolano que mejor explicara al mundo el tiroteo con los estudiantes en la Universidad central de Venezuela (UCV), tan utilizado y manipulado contra la revolución, haya sido la radio YVKE Mundial, que ni siquiera tiene dominio de Internet propio.

Finalmente, la rueda de prensa del presidente del día anterior al referéndum también merece algún comentario. Al haberla planteado en la jornada de reflexión no pudo hablar del tema que interesaba, es decir, explicar y defender los puntos de la reforma, de manera que se dedicó a refrescar todos sus frentes internacionales abiertos, algo que, precisamente un día antes de las votaciones, no era lo que más podía preocupar a los venezolanos. No sé puede intentar recurrir al liderazgo presidencial para defender una reforma si el presidente se encuentra dedicado a viajes de la OPEP, canjes humanitarios en Colombia y reyertas interoceánicas con orígenes de quinientos años.

A modo de excusatio final

Todo el análisis precedente no debe hacernos olvidar la miseria de los análisis internacionales que dicen que la victoria del NO es la prueba de que existe democracia en Venezuela, algo que no dirían si hubiese ganado el SI. Estamos ante una forma elegante de afirmar que sólo cuando pierde Chávez hay democracia.

Y, por otro lado, se nos podrá criticar que parece que sólo insistimos en nuestro análisis en destacar los elementos negativos de este proceso, silenciando sus logros y esperanzas, pero es que intentar detectar los errores también debería ser un logro de la revolución y una esperanza para que puedan ser corregidos. Ese es y será siempre nuestro ánimo.

Alberto Montero Soler (amontero@uma.es) es profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga.
Pascual Serrano es periodista
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martes, 4 de diciembre de 2007

¿Qué significa la derrota en el referéndum?


Aproximadamente a la 1 de la madrugada, después de una larga demora, la Comisión Electoral Nacional de Venezuela anunció los resultados del referéndum sobre la reforma constitucional. La propuesta de cambio constitucional fuer derrotada por un estrecho margen: 4.504.354 votos en contra (50,70%) y 4.379.392 (49,29%) a favor del SÍ. Poco después, el presidente Chávez apareció en televisión aceptando los resultados. Dijo que las reformas propuestas no se habían aprobado "por ahora", pero que él continuaría la lucha por la construcción del socialismo.

El resultado, como se podía esperar, fue recibido con júbilo por la oposición de derechas y todas las fuerzas reaccionarias. Por primera vez en casi una década habían conseguido una victoria. Hubo escenas de alegría en zonas acomodadas de clase media de Caracas. "¡Al final hemos demostrado que se puede derrotar a Chávez! ¡Por lo menos hemos detenido el giro hacia el comunismo! ¡Hemos dado a la chusma una lección!"

La alegría de los reaccionarios es prematura y exagerada. Una mirada a los resultados demuestra que la fuerza electoral de la oposición apenas ha aumentado, si se comparan los resultados (después de contabilizar el 88% de los votos) con las elecciones presidenciales de 2006, la oposición ha conseguido sólo 100.000 votos más, pero Chávez ha perdido 2,8 millones de votos. Estos votos no fueron a la oposición sino a la abstención. Este hecho significa que el apoyo a la contrarrevolución no ha aumentado de manera significativa desde su punto más alto de hace un año.

Cómo "informa" la burguesía a la opinión pública

Varios factores han contribuido a este resultado. La burguesía tiene en sus manos instrumentos poderosos para moldear a la opinión pública. Organizaron una absoluta movilización de los medios de comunicación reaccionarios para realizar una campaña histérica de mentiras y calumnias contra Chávez, la revolución y el socialismo. Esta campaña alarmista sin duda tuvo un efecto en los sectores más atrasados de la población.

La presión fue despiadada. La Iglesia Católica, encabezada por la reaccionaria Conferencia Episcopal, predicó desde sus púlpitos contra Chávez y el "comunismo ateo". En Últimas Noticias, uno de los periódicos más leídos en Venezuela y uno de los que más leen los bolivarianos, apareció un anuncio de dos páginas en el que se decía que el Estado te quitaría a tus hijos y que ellos pertenecerían al Estado, que se eliminaría la libertad de confesión religiosa.

En Carabobo, el periódico regional Notitarde, publicó una encuesta en primera línea con el siguiente titular: "Hoy tú decides y la decisión será para siempre" y justo debajo de una fotografía una carnicería vacía con una bandera cubana y una imagen de Castro con el siguiente titular: "Así es cómo hoy es la Cuba socialista".

Estos ejemplos demuestran la hipocresía mendaz de la campaña de los medios de comunicación internacionales cuando dicen que "no hay libertad de prensa hoy en Venezuela". Esta campaña ruidosa alcanzó su crescendo hace unos meses cuando el gobierno decidió no renovar la licencia de RCTV, una cadena de televisión de derechas que era un nido célebre de conspiradores contrarrevolucionarios que jugaron un papel clave en el golpe de abril de 2002.

El problema no es que la revolución haya limitado los derechos democráticos de la oposición o pisoteado la "libertad de prensa". El problema es que la revolución ha sido demasiado generosa con sus oponentes, excesivamente tolerante, muy paciente, demasiado caballerosa. Ha dejado excesivo poder en manos de la oligarquía y sus agentes. Ha puesto un arma en sus manos y que la están utilizando de modo muy efectivo para sabotear la revolución, descarrilarla y por último destruirla.

La abstención

Todo esto es cierto pero no responde a la pregunta de por qué ha ganado el "no". El elemento principal en la ecuación fue la abstención: un gran número de chavistas no se han molestado en ir a votar. La pregunta que se debe hacer es la siguiente: ¿por qué no han votado? Los burócratas y cínicos de clase media culparán a las masas por su supuesta apatía. Esa idea es totalmente falsa. Las masas han votado sistemáticamente a Chávez en cada elección y referéndum. Votaron masivamente en diciembre pasado, pero ahora hay síntomas de cansancio. ¿Por qué?

Después de todo lo que se habla sobre el socialismo, la oligarquía aún está firmemente atrincherada, utiliza su riqueza y poder para sabotear y socavar la revolución. Los golpistas de 2002 aún están en libertad. Los medios de comunicación de derechas son libres para extender mentiras y calumnias contra la revolución. Asesinan a activistas campesinos y no pasa nada.

A pesar de las reformas del gobierno, que sin duda han ayudado a los pobres y desfavorecidos, la mayoría aún vive en la pobreza. El problema de los sin techo sigue sin resolverse. El sabotaje de los terratenientes y capitalistas está provocando escasez de productos básicos. Todo esto tiene un efecto sobre la moral de las masas.

La aplastante mayoría de las masas aún apoyan a Chávez y la revolución, pero hay claros síntomas de cansancio. Después de nueve años de agitación, las masas están cansadas de palabras y discursos, desfiles y manifestaciones, también de interminables elecciones y referendos. Quieren menos palabras y una acción más decisiva: acción contra los terratenientes y capitalistas, acción contra los gobernadores y funcionarios corruptos.

Sobre todo, quieren acción contra la quinta columna de chavistas de derechas que llevan camisetas rojas y hablan de socialismo del siglo XXI pero que se oponen al verdadero socialismo, que sabotean la revolución desde dentro. A menos que se purgue el Movimiento Bolivariano y el PSUV de estos burócratas y arribistas reformistas, no se podrá hacer nada.

La quinta columna

Los burócratas de nuevo demostraron su total incapacidad de organizar una campaña seria de masas. No consiguieron responder a las mentiras de la oposición. No fueron capaces de explicar los muchos puntos de la reforma constitucional que habrían beneficiado a la clase obrera, como la jornada laboral de 36 horas semanales. ¿Cómo lo iban a hacer cuando ellos mismos se oponen a este tipo de medidas socialistas? Este sabotaje por parte de la quinta columna es bien conocido por la base del movimiento, también por sus enemigos. La revista Time comentaba con desdén:

"Incluso algunos aliados de Chávez quieren poner frenos al tren radical del presidente. Muchas de las reformas propuestas, dicen ellos, tienen menos que ver con atribuir poderes al pueblo que con la concentración de poder en manos de Chávez. Entre las iniciativas: eliminar el límite de mandados presidencial; poner el ahora autónomo Banco Central bajo el control del presidente; y la creación de vicepresidentes regionales. Los líderes provinciales como Ramón Martínez, gobernador del estado de Sucre y socialista, considera esta última idea como una profusa centralización de la autoridad federal, además de una traición a la revolución bolivariana de Chávez (llamada así por el héroe de la independencia sudamericana del siglo XIX: Simón Bolívar). ‘Esta revolución se supone que crearía más pluralismo en Venezuela', dice Martínez. ‘Nosotros no queremos un mega-estado como la Unión Soviética'".

Cualquiera que lea estas líneas comprenderá inmediatamente por qué no hubo una campaña seria. Ramón Martínez no es un socialista sino un dirigente de Podemos, esos renegados que se escindieron del Movimiento Bolivariano en víspera del referéndum para llevar a cabo una violenta campaña por el "no". Su comportamiento no debería sorprender a nadie, no fue un caso aislado. En Apure, el gobernador no hizo nada para organizar la campaña, y muchos otros se comportaron de una manera similar. Los burócratas simplemente repitieron la misma campaña desastrosa y vacía que organizaron hace un año en la campaña presidencial.

Un compañero en Mérida describía la situación de esta manera: "Fue una campaña estúpida, los carteles sólo decían que si votabas a Chávez era por ‘amor' mientras que la campaña de la derecha era violenta. Decían que le quitarían todo a la gente, si tenías dos automóviles, te quitarían uno, que los recién nacidos serían arrebatados por el estado 'socialista'". Después de que se anunciara el resultado, hubo un programa en directo con las líneas telefónicas abiertas al público en RNV, una de las emisoras de radio estatales, y la mayoría de los que llamaron culpaban a la burocracia por la ausente campaña a favor del SÍ. Muchos mencionaron la actitud de los gobernadores alcaldes "chavistas" que no solo no organizaron la campaña, sino que la sabotearon activamente. Estos burócratas temían la aprobación de estas reformar más que la oposición. Correctamente, veían que las masas considerarían este referéndum como parte de un largo y atrasado ajuste de cuentas no sólo con la clase dominante, sino también contra los elementos reformistas y burocráticos dentro de la dirección del movimiento bolivariano.

La táctica de Baduel

Las declaraciones de la oposición después del resultado fueron muy significativas. El primer orador fue uno de los dirigentes de los estudiantes reaccionarios, en tercer lugar estaba Rosales, el candidato opositor al presidente que perdió contundentemente frente a Chávez el pasado mes de diciembre. Pero el segundo orador no era otro que el general Baduel, el anterior ministro de defensa de quién hemos escrito hace poco.

¿Qué dijo Baduel? Habló de la reconciliación nacional y ofreció negociar con Chávez. Renunciaba a todas las intenciones de organizar un golpe. En pocas palabras, ofreció una cara sonriente y la mano amistosa. Esta es una táctica bastante inteligente y confirma nuestra impresión de que Baduel es un contrarrevolucionario inteligente. La nueva táctica de la oposición refleja también la verdadera correlación de fuerzas que, a pesar del resultado del referéndum, es aún muy desfavorable para los contrarrevolucionarios.

La revolución no debería confiar en ninguna de las caras sonrientes de la contrarrevolución. Debemos recordar las palabras de Shakespeare: "¡hay sonrisas que hieren como puñales!" La oferta de reconciliación es una trampa. No puede haber reconciliación entre revolución y contrarrevolución porque no puede existir reconciliación entre ricos y pobres, explotadores y explotados.

La única razón de este cambio de táctica es que la oposición no puede derrotar a Chávez mediante la acción directa. Son demasiado débiles y lo saben. Los elementos más estúpidos de la oposición ahora están borrachos de éxito. Pero después de una noche de borrachera llegará la mañana con una mala resaca. La "victoria" se ha ganado por un estrecho margen. A pesar de los grandes esfuerzos de la oposición sólo han conseguido movilizar unos 100.000 votos más. Además, esta lucha no se puede ganar sólo con los votos.

Los burgueses barrigones, sus esposas e hijos, el pequeño tendero, el estudiante "mocosos consentidos de los ricos", los oficinistas del gobierno, resentidos con la "chusma", los pensionistas nostálgicos de los "buenos y viejos días" de la Cuarta República, los especuladores, ladrones y estafadores, los viejos devotos de ambos sexos manipulados por la jerarquía reaccionaria de la Iglesia, los ciudadanos de la sólida clase media cansados de la "anarquía": todos estos elementos parecen como una fuerza formidable en términos electorales, pero en la lucha de clases su peso es prácticamente cero.

La correlación de fuerzas de clase

La verdadera correlación de fuerzas de clase se pudo ver en los mítines de fin de campaña del referéndum. Como en diciembre de 2006, la oposición movió cielo y tierra para movilizar a su base y consiguió reunir una gran multitud. Sin embargo, al día siguiente, las calles del centro de Caracas estaban llenas de una manera de camisetas rojas y pancartas. Los dos mítines revelaron que la base activa de los chavistas es cinco u ocho veces más que grande que la base de la oposición.

La imagen es incluso más clara en el caso de la juventud. Los estudiantes de la oposición son las tropas de choque de la oposición. Han sido la principal fuerza organizadora de provocaciones violentas contra los chavistas. En su manifestación más grande congregaron a 50.000 personas, según el cálculo más optimista. Pero los estudiantes chavistas en su manifestación reunieron a 200.000 o 300.000 personas. En este sector decisivo de la lucha, la juventud, las fuerzas activas de la revolución superan con creces a las fuerzas de la contrarrevolución.

En el lado de la revolución está la aplastante mayoría de los trabajadores y campesinos. ¡Esta es la cuestión decisiva! Ni una bombilla se enciende, ni una rueda gira, ni un teléfono suena sin el permiso de la clase obrera. Esta es una fuerza colosal una vez se organiza y moviliza por la transformación socialista de la sociedad.

¿Y el ejército? ¿Qué pasa con el ejército? Los reformistas como Heinz Dieterich siempre están con la misma historia como si se tratara de un disco rallado en un viejo gramófono. Sí, el ejército es una cuestión decisiva. Pero el ejército siempre refleja las tendencias que hay dentro de la sociedad. El ejército venezolano lleva viviendo una década de tormenta y tensión revolucionaria. ¡Y eso deja su sello!

No hay ninguna duda de que la aplastante mayoría de los soldados rasos, hijos de trabajadores y campesinos, son leales a Chávez y la revolución. Lo mismo se aplica a la mayoría de los sargentos, suboficiales y oficiales más jóvenes. Pero cuanto más ascendemos en el escalafón militar menos clara es la situación. En las últimas semanas hubo rumores de conspiraciones y algunos oficiales fueron detenidos. ¡Es una advertencia seria!

Entre los oficiales, muchos serán leales a Chávez, otros simpatizarán con la oposición o serán secretos contrarrevolucionarios. La mayoría probablemente sean soldados de carrera apolíticos, cuyas simpatías se inclinan a uno u otro lado dependiendo del clima general de la sociedad.

El hecho de que el general Baduel haya decidido adoptar un tono cauteloso y conciliador demuestra que en la actualidad no existe una base seria para un golpe de estado. Los contrarrevolucionarios serios (incluidos los asesores de la CIA) son conscientes de que por ahora la situación no está madura para una operación como la de abril de 2002. ¿Por qué no? Porque cualquier intento de dar un golpe en esta etapa sacaría de nuevo a las masas a las calles dispuestas a luchar y morir si es necesario para defender la revolución.

En estas circunstancias, el ejército venezolano actualmente no sería un instrumento muy fiable para un golpe. Llevaría a una guerra civil que los contrarrevolucionarios no confían en ganar. Y no hay dudas de que en esta ocasión una derrota de la contrarrevolución en una lucha abierta significaría la liquidación inmediata del capitalismo en Venezuela.

Por estas consideraciones prácticas Baduel ha adoptado la posición que ha tomado. En realidad intenta ganar tiempo, espera que las condiciones objetivas cambien a favor de la contrarrevolución y en contra de la revolución. Hay que admitir que estos cálculos son correctos. ¡El tiempo no está del lado de la revolución!

El papel pernicioso de las sectas

Baduel ahora defiende la convocatoria de una asamblea constituyente. Resulta irónico que sea la misma reivindicación que está defendiendo el PO argentino y otras sectas ultraizquierdistas. Estos últimos se encontraron agitando al lado de la contrarrevolución en la campaña del referéndum, pero no debería ser una gran sorpresa.

El papel de Orlando Chirino y otros llamados "trotskistas" que defendieron el voto nulo fue absolutamente pernicioso. Estas damas y caballeros están tan ciegos por su odio a Chávez que ya no son capaces de comprender la diferencia entre revolución y contrarrevolución. Esta circunstancia les incapacita totalmente como una fuerza progresista, menos aún revolucionaria. Pero dejemos que los muertos entierren a sus muertos.

Los contrarrevolucionarios e imperialistas comprenden la situación con mucha más claridad que los payasos y estúpidos sectarios. Las masas han despertado a la vida política por Chávez y le son tremendamente leales. La burguesía ha intentado todo lo posible para deshacerse de Chávez pero ha fracasado. Cada uno de los intentos contrarrevolucionarios se ha hecho pedazos frente a la roca del movimiento de masas.

Por lo tanto, han decidido armarse de paciencia e intentan ganar tiempo. Chávez ha sido elegido para un período de seis años y por tanto tienen cinco años más por delante. El primer paso de la burguesía era garantizar que no puede presentarse a las próximas elecciones. Esa era la importancia del referéndum desde su punto de vista, calculan que si pueden librarse de Chávez de una manera u otra el movimiento se dividirá en pedazos y se desintegrará, permitiendo así que el poder regrese a sus manos.

La oposición es cauta porque es consciente de su debilidad. Sabe que no es lo suficientemente fuerte para pasar a la ofensiva. Pero sobre la base de un "acuerdo nacional" intentan diluir el programa de Chávez. Si lo consiguen, desmoralizará a la base chavista, mientras que los burócratas y reformistas saldrán fortalecidos.

Es una táctica inteligente, pero hay un problema. A pesar del resultado del referéndum, tienen que aguantar a Chávez hasta 2012-13 y no hay otras elecciones importantes en el horizonte. En una situación como Venezuela en cinco años pueden cambiar muchas cosas. Por eso quieren una asamblea constituyente, si ellos pueden ganar otro referéndum cambiarán la constitución para permitir unas elecciones anticipadas que esperan ganar, probablemente con Baduel como candidato.

¿Por qué tienen tanta confianza en ganar? Por que la revolución no ha llegado hasta el final, porque las palancas importantes de la economía se han dejado en manos de los mayores enemigos de la revolución, y también porque hay un límite a lo que pueden tolerar la masas sin caer en un ambiente de apatía y desesperación.

¡Son necesarias medidas decisivas!

Hace algunos años, en mayo de 2004, escribí un artículo titulado: Tesis sobre la revolución y contrarrevolución en Venezuela, en él escribía lo siguiente:

"Basarse exclusivamente en la disposición de las masas a hacer sacrificios es un error. Las masas pueden sacrificar su hoy por un mañana sólo hasta cierto punto. Siempre hay que tener en mente una idea, en última instancia, la cuestión económica es decisiva".

Esta observación hoy mantiene toda su vigencia. En su artículo del 27 de noviembre de 2007, Erik Demeester daba cifras de un reciente informa de Datanalisis (1) [el servicio de estadísticas venezolano] que revelaba lo que ya muchas personas saben. "La escasez de productos alimenticios básicos se está volviendo intolerable. Este estudio señala que la leche, la carne de vaca y el azúcar son muy difíciles de encontrar. Otros productos como el pollo, el aceite de cocina, el queso, las sardinas y las alubias también son muy escasos. El análisis se basa en entrevistas a 800 personas en unas 60 tiendas diferentes, supermercados y mercados, tanto del sector privado como de la red pública de distribución: Mercal. El 73, 3 por ciento de los lugares visitados no tenían leche en polvo a la venta. El 51, por ciento ya no tenían azúcar refinada, el 40 por ciento no tenía aceite de cocina y el 26,7 por ciento no tenía alubias, un producto básico en Venezuela.

"Dos tercios de los clientes declararon que en un grado u otro padecían escasez de comida donde habitualmente compraban. Colas de horas, algunas veces de cuatro horas, para comprar algo de leche no eran algo excepcional. Esta situación recuerda a la de Chile cuando el sabotaje económico se utilizó contra el gobierno de izquierdas de Unidad Popular en los años setenta".

Para las masas la cuestión del socialismo y la revolución no es abstracta sino en realidad muy concreta. Los trabajadores y campesinos de Venezuela han sido extremadamente leales a la revolución. Han demostrado un alto grado de madurez revolucionaria y disposición a luchar y hacer sacrificios. Pero si la situación se prolonga durante demasiado tiempo sin una ruptura decisiva, las masas comenzarán a cansarse. Empezando por las capas más atrasadas e inertes empezará a desarrollarse un ambiente de apatía y escepticismo.

Si no hay un final claro a la vista comenzarán a decir: hemos escuchado todos estos discursos antes, pero nada fundamental ha cambiado. ¿De qué sirve manifestarse? ¿De qué sirve votar si vivimos igual que antes? Este es el mayor de los peligros para la revolución. Cuando los reaccionarios vean que la marea de la revolución comience a bajar entonces pasarán a la contraofensiva. Los elementos avanzados de los trabajadores se encontrarán aislados. Las masas ya no responderán a sus llamamientos. Cuando llegue ese momento la contrarrevolución golpeará.

Aquellos que defiende que la revolución ha ido demasiado lejos y rápido, que es necesario detener las expropiaciones y llegar a un acuerdo con Baduel para salvar la revolución, están totalmente equivocados. La razón por la que un sector de las masas se están desilusionando no es porque la revolución haya ido demasiado lejos y rápido, sino porque va demasiado lenta y no hay ido lo suficientemente lejos.

La creciente escasez de productos básicos y la inflación afectan principalmente a las zonas de la clase obrera, que forman la base del chavismo. Esta circunstancia es la que socava la revolución no "ir demasiado lejos". No se puede hacer media revolución. Si aceptamos el consejo de los reformistas de la escuela de Heinz Dieterich seguramente destruiremos la revolución. Actuaríamos como un hombre que está sentado en la rama de un árbol y la sierra.

Las elecciones y la lucha de clases

Los marxistas no nos negamos a participar en las elecciones. Esa es la posición del anarquismo no del marxismo. En general, la clase obrera debe utilizar cada resquicio democrático que esté disponible para reunir a sus fuerzas, conquistar una posición tras otra al enemigo de clase y prepararse para la conquista del poder.

La lucha electoral ha jugado un papel importante en Venezuela para unir, organizar y movilizar a las masas. Pero tiene sus límites. La lucha de clases no se puede reducir a estadísticas abstractas o aritmética electoral. Ni el destino de una revolución está determinado por leyes o constituciones. Las revoluciones se ganan o se pierden no en los despachos de abogados o en elecciones parlamentarias, sino en las calles, en las fábricas, en los pueblos y barrios pobres, en las escuelas y barracones del ejército. Ignorar este hecho es un peligro.

Los reformistas creen que la clase obrera siempre debe cumplir las sutilizas legales. Pero hace tiempo que Cicerón dijo: Salus populi suprema est lex (La ley suprema es el bien del pueblo). Nosotros deberíamos añadir: la ley suprema es el bien de la revolución. Los contrarrevolucionarios no han demostrado ningún respeto por la ley o la constitución de 2002, y si hubieran triunfado habrían abolido inmediatamente la constitución de 1999. Ahora todos están gritando por la defensa de esa misma constitución.

Incluso después de la derrota del referéndum, Chávez tiene suficientes poderes para llevar a cabo la expropiación de los terratenientes, banqueros y capitalistas. Tiene el control de la Asamblea Nacional y el apoyo de los sectores decisivos de la sociedad venezolana. Una ley capacitante para expropiar la tierra, los bancos y las grandes empresas privadas provocaría un apoyo entusiasta de las masas.

El nivel de abstención que ha permitido la estrecha Victoria de la oposición es una advertencia. Las masas exigen una acción decisiva y no palabras. Puede que esta derrota tenga el efecto contrario, puede elevar las masas a niveles nuevos de lucha revolucionaria. Marx dijo que la revolución necesita el látigo de la contrarrevolución, y lo hemos visto en más de una ocasión durante estos últimos nueve años en Venezuela.

No se puede hacer una tortilla sin romper los huevos y no se puede luchar con un brazo atado a la espalda. Una revolución no es un juego de ajedrez con reglas bien definidas. Es una lucha entre intereses de clase mutuamente antagónicos e irreconciliables. Son necesarias medidas decisivas para defender la revolución y desarmar la contrarrevolución.

La victoria del "no" en el referéndum actuará como un golpe saludable. La base chavista está furiosa y culpa a la burocracia, a la que correctamente culpan de este revés. Existen acciones para purgar a la derecha del movimiento. ¡Es absolutamente necesario! Nuestras consignas deben ser:

¡Ningún paso atrás! ¡Ningún acuerdo con la oposición!

¡Por el avance de la revolución!

¡Expulsión de los burócratas y arribistas!

¡Expropiación de la oligarquía!

¡Armar a los trabajadores para luchar contra la reacción!

¡Viva el socialismo!